lunes, 15 de diciembre de 2014

LA LOCURA...CURA

”La mayor forma de felicidad es vivir con un cierto grado de locura” Erasmo de Rotterdam

Este artículo pretende ser una reflexión y un elogio de la Locura.

Foucault hizo un análisis fabuloso de la historia de la locura donde mostraba cómo cada sociedad creaba e interpretaba la locura a su manera. Con lo que al final podríamos decir: dime cuál es tu concepto de la locura y te diré en qué sociedad y en qué valores vives. Y es que, al fin y al cabo, la locura es un buen espejo en el que mirarse. En otras palabras, es el contramolde de nuestros convencionalismos. 

La locura parece la única manera de poder salirse del sistema. Quizá por eso los actuales libros de psiquiatría no recogen este término, sino el de enfermad mental con su respectiva clasificación de trastornos y síndromes. La etiqueta médica permite tenerlos dentro del sistema. También, por supuesto, permite tratarles, medicarles y ayudarles.

martes, 2 de diciembre de 2014

LA FILOSOFÍA: PROPOSICIÓN DE UN IDEAL

“Las ideas se tienen, en las creencias se vive” 
Ortega y Gasset.


El pasado veintiocho de noviembre fue el día Mundial de la Filosofía, que es la ciencia que ama y busca la verdad y no hay nada que nos haga más humanos que nuestra profunda voluntad de saber. Voluntad de saber para entender el mundo y para entendernos a nosotros mismos.

Casi todo está dicho por los grandes filósofos; lo que sucede es que los tenemos olvidados, guardados en viejas estanterías permitiendo que sean borrados por el tiempo y el polvo. Pero de vez en cuando nos conviene recuperarlos para maravillarnos de lo modernos que son. (“Conocer al otro requiere inteligencia, conocerse a sí mismo sabiduría. Lao Tsé, siglo VI a.c.). 

La Filosofía está en las raíces de la Psicología y muchos conceptos y técnicas del coaching vienen de aportaciones filosóficas (“La persona logra la felicidad cuando está dispuesto a ser lo que es”, Erasmo de Rotterdam; “El esfuerzo por alcanzar las alturas basta para llenar el corazón de un hombre”, Albert Camus).