martes, 5 de septiembre de 2017

RESTER SOI-MEME, RESTER LIBRE

“Y, entre nuestras enfermedades la más salvaje es despreciar nuestro ser”. Michel de Montaigne.

“Ser uno mismo”: sí, parece una tontería ¿Cómo no voy a ser yo misma si , en realidad, no puedo ser otra? ¿puedo ser otra?¿puedo ser otras?

Esta encrucijada puede parecer enredos del lenguaje pero  todos tenemos la experiencia de variar nuestro comportamiento según con quién estemos o según qué etapa de la vida estemos pasando. Por lo tanto, es evidente que la identidad personal no es algo fijo y estable sino algo que puede variar.

Que pueda variar es una buena noticia. El problema es saber qué provoca esos cambios y para qué. El problema también radica en si sentimos que cambiamos en contra de nuestra esencia o no, si lo hacemos para agradar a los demás, para quedar bien con el paisaje o porque realmente hemos aprendido y evolucionado hacia donde queríamos ir. La mayoría se moldea a sí mismo en la medida que lo piden los poderes que le rodean. Así es como despreciamos nuestro ser, una de las más salvajes de nuestras enfermedades como dice Montaigne. Tal es la costumbre que después cuesta mucho saber quién es uno.

En el fondo, la cuestión es si somos o no somos auténticos, si nos mantenemos fieles a nuestras pasiones y deseos o no.

Me temo que la mayoría no. El gran problema de mucha gente es que cuando le preguntas qué desea de verdad, cuál es su sueño, qué quiere hacer realmente no lo sabe. Y eso es lo mismo que decir “no sé quién soy”. “no sé cómo ser libre”.
Uno no aprende a ser uno mismo de la noche a la mañana, ni puede pretender ser libre de un día para otro. Ser auténtico será la tarea de toda una vida.

Lo veo muy claramente en mi intento por pintar. Los que tienen experiencia en hacerlo, cuando tienen que interpretar un paisaje, una foto, un retrato o lo que sea, lo hacen con facilidad porque están entrenados a ello. Y desde esa práctica previa, desde el haber intentado muchos caminos y técnicas con anterioridad, son capaces de mostrar su estilo propio, su forma peculiar de pintar con originalidad.
Con la personalidad, con la libertad sucede lo mismo si no estás entrenado, tu intento por ser original o libre puede resultar un simple desahogo sin mucho valor.
Hay que ser muy artista y estar entrenado para salirse de la raya con estilo y eficacia. Los reprimidos cuando se desatan tampoco aportan valor.

Es lo que les pasa a los jóvenes cuando descubren que este mundo es bastante miserable y no les gustan sus normas. Ven clarísimamente que su autenticidad no encaja con lo que hay pero la buena solución tampoco suele ser tirarse al campo, a las drogas o pretender vivir al margen de lo que existe.
Así que habrá que entrenarse mucho, explorarse mucho, buscar mucho, trabajar mucho, luchar mucho, perseverar mucho y probablemente sufrir de vez en cuando porque “ser uno mismo”, ser auténtico, ser libre tiene un precio y hay que estar dispuesto a pagarlo.

Si no sueles moverte en libertad es fácil que el día que te lo propongas no lo consigas. Ser libre es una conquista  continua que para nada consiste en tirarlo todo por los aires.

IDEAS PARA RECORDAR:
La identidad personal no es algo fijo.
El hecho de que pueda cambiar es algo positivo que debemos aprovechar.
La mayoría se moldea a sí mismo en la medida que se lo piden los poderes que le rodean. Tal es la costumbre que después cuesta mucho saber quién es uno.
Pretender ser auténtico, libre y original de la noche a la mañana no suele funcionar.  Los reprimidos cuando se desatan tampoco aportan valor.
Ser libre tiene un precio y hay que estar dispuesto a pagarlo. Es la conquista continua de toda una vida.

Foto. MarCruzCoach La Bretagne (Cancale)